Agroamb: cuando la economía circular ayuda a fijar población en el ámbito rural

Concebida hace 20 años como una iniciativa de empleo local, hoy son 50 los empleados que están vinculados de forma directa a la empresa de Castro de Rei

 
Probablemente cuando los hermanos Ónega, administradores de Agroamb, dieron los primeros pasos para poner en marcha el proyecto nunca imaginaron que acabarían empleando de forma directa a 50 personas, la mayoría radicadas en el rural lucense. La que nació como una iniciativa de empleo local en Castro de Rei, hace ya 20 años, pasó a convertirse en un grupo empresarial basado en el modelo de economía circular que ayuda a fijar población en su entorno.

Todo se remonta al año 1999, cuando Severiano, veterinario de formación, fue la primera persona en darse de alta en Galicia para usar residuos orgánicos en la agricultura. Era el germen para la creación de Agroamb en el año 2000, cuyo origen estaba en la producción y en los servicios agrícolas, y que creció apostando por la sostenibilidad transformando residuos en recursos. Fueron los padres de los hermanos Ónega, Álvaro y Severiano, quien inocularon el embrión de lo que hoy es el grupo, a través de la actividad agraria familiar, y son los empleados y empleadas que conforman la gran familia de Agroamb quienes, con su esfuerzo, ayudaron a que hoy la empresa sea un referente de la economía circular en Galicia.

La valorización de residuos orgánicos de la industria agroalimentaria no es más que devolver a la tierra lo que es de la Tierra. Y precisamente a la Terra, en esta caso a la Terra Chá, la actividad del grupo le devolvió lo que más quiere: su gente. La planta de Ponte de Outeiro, en el corazón de la comarca, ayuda a que las nuevas generaciones no vean su futuro lejos, en la ciudad. Una solución que no solo acerca estabilidad a la población del entorno, sino que además suma la llegada de aquellas y aquellos profesionales cualificados que vienen atraídos por las oportunidades laborales. En definitiva, ayuda a evitar que esas poblaciones que conforman la Galicia y la España vaciada no se acaben despoblando.

El tiempo que ha transcurrido durante estos 20 años ha dado la oportunidad al proyecto de evolucionar hacia la sostenibilidad siempre apoyado en el I+D+i, que forma parte de su ADN de forma intrínseca. La colaboración con la universidad y diferentes centros de conocimiento ha sido también un motor para el crecimiento de un grupo cuya actividad comenzó con la producción forrajera, siguiendo el modelo de negocio heredado de la familia, y ha ido cerrando el círculo con el asesoramiento y gestión a las empresas productoras de residuos, el transporte y el tratamiento de estos restos orgánicos para convertirlos en fertilizantes, hasta finalizar elaborando el plan agronómico para después distribuir y aplicar el fertilizante en la tierra. Una participación en todos los procesos del ciclo del campo y una interacción con todos los actores que intervienen en el mismo, que acerca un valor añadido a la Terra Chá y, a su vez, ayuda a fijar población en el rural lucense.

 

Pasado, presente y futuro de una familia labradora

Agroamb es hoy un grupo de empresas de capital íntegramente gallego con un origen familiar, nacidas en el rural y para el rural. La labor que desarrollan en la actualidad las firmas de los hermanos Severiano y Álvaro Ónega Ares no sería posible sin la visión adelantada a su época que tuvieron sus padres, Severiano Ónega Ramberde y Marina Ares. Ellos también fueron pioneros: por una parte, cuando registraron en Lugo uno de los primeros tractores adquiridos en la provincia con la intención de prestar servicios a la comunidad, y, por la otra, cuando Marina fue quien llevó el peso de la gestión del negocio familiar, algo no tan habitual por entonces en el entorno rural.

Esa mentalidad de colaboración y mejora fue la que llevó a sus dos hijos a ampliar y modernizar esa actividad vinculada a la tierra y a la agricultura. La necesidad puntual de una industria local de buscar soluciones a sus restos orgánicos y la experiencia previa en la fertilización de sus parcelas les dio a los hermanos el punto de partida para la nueva aventura empresarial. Actualmente, Agroamb Prodalt da respuesta a una de las premisas y de los retos medioambientales más importantes, como es la gestión de residuos y, al mismo tempo, generar riqueza convirtiendo estos restos orgánicos en un recurso para la tierra. Esta filosofía de actuar en el local para contribuir a la mejora global fue lo que llevó al Grupo a ser firmante de la iniciativa UN Global Compact y vocal del Comité Ejecutivo de su red española y a colaborar en proyectos en países como Portugal o Paraguay.

La visión de futuro familiar y empresarial de los hermanos Ónega Ares se sustenta en dos pilares fundamentales: la sostenibilidad y la innovación. La preocupación por la protección y conservación de la tierra y de la naturaleza se ponen de manifiesto a través de la Fundación Blas del Puente de Outeiro, en memoria de su padre, y que tiene como fin último la defensa del medio natural de Galicia. Mientras, la inquietud por la preservación del medio ambiente de Agroamb Prodalt ha sido reconocida por premios a nivel europeo como los EMAS o los EBAE. No en vano, ese espíritu innovador del grupo se traduce en un fuerte compromiso a la hora de consolidar la recuperación del empleo en el rural y a generar riqueza aprovechando nuestros recursos y las nuevas tecnologías. Porque la mayor aspiración de Agroamb no es otra que la de ayudar a labrar el futuro del rural en Galicia.

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